Homeopatía, ¿acto de fe?

En este primer tema hemos tocado el tema de la magia, y llegamos a la conclusión de que todo lo relacionado con ella es falso. Aunque sigue habiendo personas que creen que los métodos mágicos son efectivos.
Habíamos hablado sobre que la magia se divide en, principalmente, dos leyes: La ley de semejanza y la ley de contacto o contagio.
La ley de contacto o contagio se basa en que las cosas que alguna vez estuvieron en contagio, aún después de estar separadas, todavía siguen teniendo una fuerte atracción entre ellas.
Y después está la ley de semejanza, que es la que nos interesa en este caso. Se refiere a que lo semejante produce lo semejante. Con esto, se quiere decir que los efectos semejan a sus causas. Se deduce que se puede producir el efecto deseado simplemente por imitarlo. Un ejemplo de esta ley es la homeopatía.
La homeopatía es un método terapéutico  que afirma que una sustancia que provoca determinados síntomas en una persona sana, en pequeñas cantidades, es capaz de curar los mismos síntomas en una persona enferma. Es decir, es un fármaco con un bajo contenido de sustancias químicas que en teoría son menos dañinas para la salud. Esto, obviamente, seduce muchos pacientes.
Tal es la creencia que acaba siendo más dañina que la medicina convencional. Mucha gente opta por la homeopatía a la hora de curar enfermedades graves, sin resultados. Es más, la OMS (Organización Mundial de la Salud) desaconseja su uso para enfermedades importantes como el sida, malaria, gripe o una diarrea infantil.
Para producir estos medicamentos hay que sumergir durante mucho tiempo plantas medicinales en sustancias, como agua o alcohol, con el fin de que estas “guarden información” sobre las propiedades curativas de esas plantas.
Según se lee, parece una tontería que las moléculas de agua puedan tener memoria, ¿no? Pues lejos de dudar sobre la eficacia de estos tratamientos, un 29% de la población europea confía en la homeopatía al sentir una cierta sensación de bienestar, ya sea por el efecto placebo o por la acción de esas pequeñas cantidades de plantas “activas”. O igual es la única esperanza al ver que los medicamentos producidos a base de sustancias químicas no producen efecto ante una enfermedad.
Aunque esta práctica está defendida por muchos especialistas, algunos expertos y estudios la han clasificado como una farsa, como un remedio sin fundamento basado en teorías contrarias a la ciencia.
Entonces, decantarse por un fármaco que está lejos de la eficacia… ¿Es fe? ¿O sencillamente es un ‘engañabobos’ más?


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